lunes, 22 de febrero de 2010

Chicas malas: 951 mujeres integran pandillas juveniles de Lima y Callao

Según el último estudio de Violencia Juvenil de la Policía, el pandillaje a nivel de Lima y Callao ha dejado de ser exclusividad del sexo masculino. Se ha identificado que 951 mujeres integran activamente pandillas –barriales y escolares– y barras bravas.

Este fenómeno es producto de la desintegración familiar, la pobreza extrema, el desconocimiento de derechos y la falta de educación. La psicóloga clínica Karen Sánchez Price considera que se debe sumar un factor más: los enamorados de estas jóvenes. “El 90% actúa por emotividad y tiene baja autoestima. Además, sienten miedo de que sus parejas las dejen y terminan involucrándose con las barras bravas”, explica.

“Cuando ellas se quieren salir de la pandilla y buscar un trabajo, les resulta casi imposible. El grupo las presiona y sus enamorados las coaccionan”, explica la psicóloga Sánchez Price, quien viene estudiando este fenómeno. Es que el papel que de-sempeñan las chicas en una pandilla es vital para los hombres. Las mujeres no solo “guerrean” cuando hay revueltas, sino que actúan de “soplonas” o “campanas”. Es decir, las utilizan para conseguir información.

Los miembros del Escuadrón Verde de la PNP detallan que las chicas son las encargadas de alertar al resto del grupo sobre las acciones que realizan la Policía o los integrantes de otras pandillas. También utilizan su belleza para enamorar a los hombres del bando contrario y desvían las investigaciones de las autoridades.

Las mujeres, a diferencia de los pandilleros, prefieren las armas punzocortantes, como los cuchillos y los machetes. No obstante, hay otras que sí utilizan armas de fuego. “Es muy difícil llegar a las pandilleras porque están acostumbradas a la vida fácil: robar, salir de fiesta y volver a delinquir”, advierte la psicóloga.

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